La agricultura, al igual que todos los aspectos de la vida se guía por la ley del mínimo esfuerzo, por ello tiene sentido utilizar la agricultura de precisión.
Cuando estás en una situación en la que tienes varios caminos disponibles, el camino que escogerás será aquel que implique un menor gasto de energía (en términos de tiempo, de esfuerzo físico o de inversión económica).
La Ley del Mínimo Esfuerzo no es mala si se utiliza correctamente, porque optimiza los recursos que disponemos hacia los objetivos que nos hemos marcado. Por tanto, no es que nos predisponga a la inacción, sino que nos lleva a actuar de un modo mucho más inteligente y eficiente. Aplicar la agricultura de precisión implica un trabajo de formación, pero a la larga es el camino más corto, el de Mínimo Esfuerzo, para alcanzar nuestros objetivos: maximización del beneficio, incremento del valor de la explotación, pervivencia de ésta a largo plazo.
BENEFICIO DE LA ACTIVIDAD AGRICOLA
Aplicar tecnologías de siembra y abonado variable, basadas en mapeo de suelos, permite incrementar la producción y reducir costes. Aumentando el beneficio y haciendo la explotación agraria más rentable.
El agricultor moderno deberá comportarse cada vez más como una empresa en todos los aspectos de la gestión diaria de su explotación, incluida la correcta valoración de ingresos y gastos por metro cuadrado a lo largo de los años y por tanto del beneficio obtenido. Siendo esta la primera vez en la historia de la agricultura que esto es posible, gracias a los mapas de producción o a las imágenes de satélite.
VALOR DE LA EXPLOTACIÓN AGRICOLA
Datos como el mapa de texturas de suelos, que permiten tener perfectamente caracterizada la parcela que se está comprando o arrendando, se tendrán en cuenta a la hora de la tasación.
Una parcela con riego por aspersión no tendrá el mismo valor si el diseño de los módulos no se realizó tomando en consideración los diferentes tipos de suelo presentes, y por tanto optimizando su manejo, que si no se han tenido en cuenta.
En la venta o alquiler de una parcela, dentro de pocos años, será inconcebible para un nuevo propietario o explotador, que el vendedor o arrendador no le facilite un historial de mapas de producción.
PERVIVENCIA DE LA EXPLOTACIÓN AGRICOLA A LARGO PLAZO
¿Cómo garantizamos la pervivencia de la explotación a largo plazo? Evidentemente haciéndola viable económicamente. Pero también haciendo que cumpla con la normativa vigente.
En Europa, ejemplo a nivel mundial de desarrollo y bienestar social, los agricultores deben cumplir con una normativa cada vez más estricta, tanto para solicitar las ayudas de la PAC como para poder comercializar sus productos.
Solo mediante el uso adecuado de estas tecnologías, el agricultor moderno será capaz de realizar una gestión óptima de su explotación desde el punto de vista económico y ser competitivo en el mercado global de los productos agrícolas. Debemos recordar que este fue el objetivo con el que se creó la Política Agraria Común en la Unión Europea, diferenciar al profesional agrario europeo por su excelencia, aunque en ocasiones nos olvidemos de la verdadera misión de los fondos recibidos.
El constante desarrollo de la legislación ambiental, que garantiza la seguridad de los alimentos y un medio ambiente saludable para los ciudadanos europeos, exigirá al profesional agrario afrontar nuevos retos de cara a cumplir con ella.
La agricultura de precisión permite un uso eficiente de los recursos y la minimización de las afecciones al medio ambiente. En este sentido, el profesional de la agricultura actuará por propio convencimiento o por obligación. Pongamos un ejemplo de lo que hablamos.
La justificación de la capacidad de retención de nutrientes de una parcela, mediante la realización de un mapeo de suelo, será a buen seguro habitual para obtener la autorización de aplicaciones de abonos.
La gestión de las zonas sensibles a la contaminación de los acuíferos con nitratos. Hoy en día se limita el aporte de nitrógeno en grandes áreas del territorio, en las que todos los campos tienen la misma clasificación. ¿Tiene sentido esto sabiendo que el suelo y sus características de retención de nutrientes orgánicos e inorgánicos, varía entre las distintas parcelas e incluso dentro de un mismo campo? La respuesta es no. Con las actuales tecnologías disponibles, es posible determinar la cantidad de nitrógeno que puede retener el terreno en cada uno de los sectores de la parcela agrícola.
En este sentido, puede que las asociaciones agrarias tengan en la agricultura de precisión un instrumento para tomar la iniciativa en cuestión de legislación, defendiendo los intereses de sus socios.
En definitiva, la pregunta que debe hacerse el agricultor del siglo XXI ya no es ¿por qué hacer agricultura de precisión?, sino ¿cuándo comenzar a aplicar la agricultura de precisión? La respuesta es simple:
¡CUANTO ANTES!